Windows 10 tiene un pequeño problema de fragmentación
El lanzamiento de Windows 10 representó un cambio muy importante. Con este nuevo sistema operativo Microsoft llevó a cabo una transición del modelo de producto que vimos en Windows 7 y Windows 8.1 al modelo de servicio, algo que, francamente, ha terminado siendo problemático tanto para la compañía como para el usuario.
Para mantener el concepto de Windows 10 como servicio Microsoft optó por lanzar dos actualizaciones semestrales de gran calado, que introducen cambios a nivel funcional y diversas mejoras que permiten mantener el sistema operativo al día. Es una práctica que, desde hace años, siguen empresas como Apple, y que también utilizan numerosas distros Linux.
La instalación de las actualizaciones semestrales también aumenta el ciclo de soporte del sistema operativo. Al ser gratuitas podemos pensar que todo son ventajas, pero la realidad es muy distinta. Los ciclos de desarrollo que afronta Microsoft son muy cortos, algo que unido a la enorme cantidad de configuraciones distintas que deben cubrir ha hecho que los problemas a nivel de drivers sean algo habitual en cada actualización semestral.
Sé de lo que hablo, ya que con las dos últimas actualizaciones semestrales he tenido que volver al controlador antiguo para solucionar fallos en el sonido, aunque los problemas no terminan ahí. Como sabrán muchos de nuestros lectores el lanzamiento de la actualización Windows 10 October 2018 Update fue un auténtico desastre, tanto que acabó siendo retirada y no volvió a estar disponible a nivel general hasta hace apenas unos meses.
Sí, prácticamente se «juntó» con la Windows 10 May 2019 Update, y debo decir que a pesar de todos los «apaños» que hizo Microsoft la actualización de octubre me volvió a dar problemas con el controlador de sonido.
El caso es que es retraso y la llegada lenta y gradual de la actualización de mayo ha dejado a Windows 10 en una situación controvertida, ya que como vemos dicho sistema operativo se encuentra ligeramente fragmentado.
La actualización Windows 10 April 2018 Update (1803) se mantiene como la más utilizada con una cuota del 58%, según datos de AdDuplex, seguida de Windows 10 October 2018 Update, que apenas ha llegado al 30%, y con Windows 10 May 2019 Update en última posición (6,3%). El resto del pastel se lo reparten otras versiones más antiguas.
Windows 10 y las actualizaciones: la sombra de la fragmentación
No hay duda de que los números que vemos en la gráfica adjunta no representan un problema de fragmentación tan grave como el que encontramos en Android, por poner un ejemplo sencillo, y fácil de asimilar y de contrastar, pero son una llamada de atención a Microsoft, un aviso de lo que puede pasar si no cambian el chip y empiezan a cuidar las actualizaciones semestrales.
Imaginad, por un momento, que la Windows 10 May 2019 Update da un problema inesperado y los de Redmond tienen que retirarla, o que retrasar de forma prolongada su despliegue. Se repetirá lo que vivimos con la October 2018 Update y tendremos un total de cuatro grandes versiones compartiendo «tarta». Ahora pensad por un momento que la situación se repite a finales de año y entenderéis por qué decimos que esta situación es un tirón de orejas a Microsoft.
De momento parece que el despliegue de la última actualización para Windows 10 tampoco ha empezado con buen pie. En este artículo ya os contamos que se están dado casos de apagados lentos y fallos a nivel de GPU en los Surface Book 2, algo que confirma, en resumen, que Microsoft sigue sin terminar de acertar con sus actualizaciones semestrales.
Veremos cómo evoluciona la situación en los próximos trimestres, pero si la cosa sigue así es probable que la fragmentación se acabe convirtiendo en un problema grave, y Microsoft será el único responsable.
Antes de terminar aprovecho para lanzaros una pregunta, ¿creéis que Microsoft debería recapacitar y optar por lanzar una única actualización anual? Los comentarios son vuestros.
Para mantener el concepto de Windows 10 como servicio Microsoft optó por lanzar dos actualizaciones semestrales de gran calado, que introducen cambios a nivel funcional y diversas mejoras que permiten mantener el sistema operativo al día. Es una práctica que, desde hace años, siguen empresas como Apple, y que también utilizan numerosas distros Linux.
La instalación de las actualizaciones semestrales también aumenta el ciclo de soporte del sistema operativo. Al ser gratuitas podemos pensar que todo son ventajas, pero la realidad es muy distinta. Los ciclos de desarrollo que afronta Microsoft son muy cortos, algo que unido a la enorme cantidad de configuraciones distintas que deben cubrir ha hecho que los problemas a nivel de drivers sean algo habitual en cada actualización semestral.
Sé de lo que hablo, ya que con las dos últimas actualizaciones semestrales he tenido que volver al controlador antiguo para solucionar fallos en el sonido, aunque los problemas no terminan ahí. Como sabrán muchos de nuestros lectores el lanzamiento de la actualización Windows 10 October 2018 Update fue un auténtico desastre, tanto que acabó siendo retirada y no volvió a estar disponible a nivel general hasta hace apenas unos meses.
Sí, prácticamente se «juntó» con la Windows 10 May 2019 Update, y debo decir que a pesar de todos los «apaños» que hizo Microsoft la actualización de octubre me volvió a dar problemas con el controlador de sonido.
El caso es que es retraso y la llegada lenta y gradual de la actualización de mayo ha dejado a Windows 10 en una situación controvertida, ya que como vemos dicho sistema operativo se encuentra ligeramente fragmentado.
La actualización Windows 10 April 2018 Update (1803) se mantiene como la más utilizada con una cuota del 58%, según datos de AdDuplex, seguida de Windows 10 October 2018 Update, que apenas ha llegado al 30%, y con Windows 10 May 2019 Update en última posición (6,3%). El resto del pastel se lo reparten otras versiones más antiguas.
Windows 10 y las actualizaciones: la sombra de la fragmentación
No hay duda de que los números que vemos en la gráfica adjunta no representan un problema de fragmentación tan grave como el que encontramos en Android, por poner un ejemplo sencillo, y fácil de asimilar y de contrastar, pero son una llamada de atención a Microsoft, un aviso de lo que puede pasar si no cambian el chip y empiezan a cuidar las actualizaciones semestrales.
Imaginad, por un momento, que la Windows 10 May 2019 Update da un problema inesperado y los de Redmond tienen que retirarla, o que retrasar de forma prolongada su despliegue. Se repetirá lo que vivimos con la October 2018 Update y tendremos un total de cuatro grandes versiones compartiendo «tarta». Ahora pensad por un momento que la situación se repite a finales de año y entenderéis por qué decimos que esta situación es un tirón de orejas a Microsoft.
De momento parece que el despliegue de la última actualización para Windows 10 tampoco ha empezado con buen pie. En este artículo ya os contamos que se están dado casos de apagados lentos y fallos a nivel de GPU en los Surface Book 2, algo que confirma, en resumen, que Microsoft sigue sin terminar de acertar con sus actualizaciones semestrales.
Veremos cómo evoluciona la situación en los próximos trimestres, pero si la cosa sigue así es probable que la fragmentación se acabe convirtiendo en un problema grave, y Microsoft será el único responsable.
Antes de terminar aprovecho para lanzaros una pregunta, ¿creéis que Microsoft debería recapacitar y optar por lanzar una única actualización anual? Los comentarios son vuestros.
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